lunes, 4 de mayo de 2015

Patogénesis-Genética (Diego Sáiz)


El cáncer de mama es una enfermedad compleja, heterogénea y multifactorial, en la que intervienen tanto factores genéticos como no genéticos. Sólo el 5-10% de cánceres de mama son hereditarios; el 90% restante tiene también un componente genético, pero es esporádico, es decir, no heredable.

Todo cáncer tiene un componente genético aunque sólo un 0,1-10%, dependiendo del cáncer, es hereditario. En el caso del cáncer de mama, alrededor del 5-10% es hereditario, es decir, sólo una pequeña proporción es consecuencia de uno o más genes mutados, heredados de los progenitores, mientras que el 95% restante se produce de forma esporádica.


En otras palabras, la mayoría de los estudios demuestran que los cánceres de mama se producen por otros factores no heredables, pero que conducen a la mutación de un gen que, en consecuencia, dará origen al desarrollo de las células cancerígenas.

El cáncer de mama hereditario y el esporádico es una enfermedad compleja y heterogénea causada por múltiples factores genéticos y no genéticos que, combinados, alteran primeramente el ADN de una única célula. Ésta adquiere capacidades proliferativas anormales, desarrollándose el tumor y, consecuentemente, la invasión del resto de tejidos.


Efectos acumulativos de la exposición a distintos factores ambientales hacen que el avance de la edad sea el mayor factor de riesgo para presentar este tipo de cáncer.

Las células normales pueden convertirse en células cancerosas mediante el tratamiento con una gran variedad de sustancias, radiación ionizante y diversos virus que contienen DNA y RNA; todos estos agentes actúan mediante la inducción de cambios en el genoma de la célula transformada.

El análisis de las células de un tumor canceroso casi siempre muestra que las células provienen del crecimiento de una sola célula (se dice que el tumor es monoclonal).El desarrollo de un tumor maligno es un proceso de múltiples pasos caracterizado por una progresión de alteraciones genéticas que reducen cada vez más la capacidad de respuesta de la célula a la maquinaria reguladora normal del cuerpo e incrementan la de invadir tejidos normales.


Cariotipo de una célula de una línea de cáncer mamario que muestra un complemento cromosómico muy anormal. Una célula diploide normal tendría 22 pares de autosomas y dos cromosomas sexuales. Los dos miembros de un par serían idénticos y cada cromosoma tendría un solo color continuo (como en el cariotipo de una célula normal en la fi gura 12-18b que utiliza la misma técnica de visualización espectral.) Los cromosomas de esta célula están muy alterados, como lo demuestra la presencia de cromosomas adicionales y faltantes, así como cromosomas con más de un color. Estos cromosomas multicolores reflejan la gran cantidad de translocaciones que ocurrieron en las generaciones celulares previas. Una célula con puntos de revisión normales en el ciclo celular y vías apoptósicas normales nunca alcanzaría un complemento cromosómico similar al observado aquí. 


Los genes participantes en la carcinogénesis constituyen un subgrupo específico del genoma cuyos productos intervienen en actividades como el control del ciclo celular, adhesión intercelular y reparación de DNA. Pero además de la alteración genética, el crecimiento de las células tumorales también depende de influencias no genéticas y epigenéticas que permiten a la célula expresar su fenotipo maligno.



En los últimos años se han descrito diversos genes relacionados con el cáncer de mama. Dos de ellos, BRCA1 y BRCA2 (el nombre viene del inglés breast cancer o cáncer de pecho), parece que por ahora son los más importantes, aunque no se descartan otros genes BRCA X. La proteína BRCA1 interviene en las fases S y G2 del ciclo celular. Cuando se produce un daño en el ADN, la proteína BRCA1 se hiperfosforila y se relocaliza en los sitios de síntesis de ADN, formando un complejo con otras proteínas como la BRCA2 y la Rad51, encargadas de reparar el daño al ADN asociado a la replicación.
El gen BRCA1 parece que regula los genes para encontrar y reconocer el daño del ADN y se cree que induce la expresión de genes reparadores que trabajan para reducir el daño y ayudar a la replicación del ADN5. Por otro lado, este gen se expresa en las células de los distintos epitelios del organismo durante el desarrollo. Su expresión se ve aumentada durante el embarazo y disminuye tras el parto. Se piensa que BRCA1 podría ser silenciado por estrógenos. La inhibición de este gen, causa un aumento de la proliferación de células del epitelio mamario.

Los genes BRCA1 y BRCA2 se asocian particularmente con el cáncer de mama hereditario, pero existen otros genes como Rb, p53 y NF-1 que se pueden encontrar mutados tanto en cánceres de tipo esporádico como hereditario.

Aparte de la predisposición genética heredable, existen otros factores ambientales que pueden acelerar el desarrollo o ser la causa del inicio del cáncer de mama.
Un ejemplo de ello es la exposición acumulativa de las glándulas mamarias a los estrógenos y supuestamente la progesterona.

Estas hormonas actúan de forma sinérgica e intervienen en el proceso de la división celular, dando lugar a una proliferación de las células epiteliales de la mama. Esta proliferación celular vuelve a las células mamarias más susceptibles a errores genéticos, puesto que aumentan el número de divisiones celulares y, con ello, aumenta el riesgo de que se produzcan errores genéticos durante la replicación del ADN, lo que puede llevar al desarrollo de un fenotipo maligno.

Por otro lado, la menarquia temprana y la menopausia tardía también se han asociado a un mayor riesgo de cáncer de mama, ya que al maximizarse el número de ciclos ovulatorios aumenta el afecto acumulativo de las dosis de estrógenos en el epitelio mamario.

También el consumo excesivo de alcohol (3-4 vasos por día) parece que aumenta las concentraciones plasmáticas de estrógenos, pudiendo conferir un pequeño aumento del riesgo de presentar este tipo de cáncer.


En contrapartida, la edad temprana del primer embarazo, juntamente con la lactancia y la actividad física regular, son factores protectores o preventivos que pueden disminuir el riesgo de presentar el cáncer de mama.

Bibliografía:


Biologia Celular y Molecular - Karp - 5ª Edición
El origen genético del cáncer de mama - Sandra Torrades

No hay comentarios:

Publicar un comentario